martes, 27 de septiembre de 2016

TU MARCA PERSONAL: ¿TU HUELLA PROFESIONAL?

Tu Marca Personal, esa que define quién eres, ¿es la clave para convertirte en un profesional que deja huella?

¿UNA NUEVA MODA?
Cada cierto tiempo, aparecen conceptos de moda en el mundo del management y de la gestión de empresas que suelen ocupar lugares destacados de artículos, blogs y prensa especializada. Bajo la etiqueta de “tendencias”, estos conceptos suelen ser un reclamo para todo tipo de profesionales que se autocalifican como innovadores y que despliegan una importante oferta de servicios alrededor de ellos. En muchos casos, se trata del mismo “perro con distinto collar” y dichos conceptos suelen desinflarse con la misma rapidez con la que aparecen otros nuevos.

En este contexto, pudiera pensarse que el concepto: “Marca Personal” es otro, de tantos, que pudiera estar de moda y que es utilizado en la actualidad de manera masiva. Nada más lejos de la realidad. El actual paradigma profesional ha cambiado por completo las reglas del juego. Nos encontramos en un escenario con un mercado laboral con altas cifras de desempleo y un tejido empresarial en clara tendencia al trabajo en red a través de profesionales independientes y colaboradores externos orientados a proyectos. Este entorno, turbulento y cambiante, exige a los profesionales ser identificados, ser reconocibles en el mercado, ser la opción preferente. En definitiva, contar con una Marca Personal sólida y creíble. Hoy por hoy, formar parte de una inmensa masa de profesionales y no contar con nada “especial”, equivale a estar en “tierra de nadie”, o, lo que es lo mismo, a ser uno más, sin más. Esta situación exige a todos los profesionales contar con algún tipo de habilidad singular. Ser especialmente buenos en algo. De lo contrario…


Esta perspectiva genera en las personas cierto pánico ante esta nueva forma de interrelacionarse y de generar ingresos, pero, al mismo tiempo, es una fantástica oportunidad para tener una vida más plena, más interesante. Es una oportunidad para conocer a muchas más personas, trabajar en entornos más diversos y generar proyectos más creativos y variados.

Si te preguntas si generar una potente Marca Personal en tu entorno profesional puede ser un valor a tu favor, la respuesta es: Absolutamente, sí.

¿QUÉ ES LA MARCA PERSONAL Y CUÁL ES SU OBJETIVO?
Una Marca Personal es, sencillamente, la huella que dejamos en nuestra forma de hacer las cosas. Es una forma singular de hacer, de comportarse, de ser quien somos.
Cuando, como profesionales, conectamos con nuestros valores y propósitos, y somos capaces de poner nuestros talentos y capacidades al servicio de dichos propósitos, nos mostramos como personas auténticas. Personas que brillan con luz propia, que tienen voz y en las que se puede confiar. En un escenario tan convulso como el descrito, los profesionales más valorados, dentro y fuera de las organizaciones, son aquellos a los que se identifica, a los que se ve y percibe como más colaborativos y útiles, más auténticos y naturales. Aquellos que aportan un valor diferencial y generan credibilidad. Una credibilidad ganada con el paso del tiempo y el logro de proyectos llevados a cabo a lo largo de su trayectoria. Si la Marca Personal no es sino la huella que dejamos en el resto, podemos afirmar que todos tenemos nuestra propia Marca Personal, sólo que algunas personas la tienen más trabajada y orientada a objetivos concretos. Definitivamente, el objetivo de una Marca Personal es ser reconocidos, elegidos y recordados, por encima del resto, en un área profesional concreta. Ello conlleva trabajarla de manera consciente a través de los diferentes elementos que la componen.

LA FÓRMULA MAESTRA
Para conocer los elementos nucleares de una marca personal utilizaremos la siguiente fórmula:


Como puedes apreciar, la fórmula refleja siete variables. Asimismo, hay dos bloques diferenciados. El primero hace referencia a lo que hemos denominado elementos esenciales y el segundo a elementos de apoyo. Veamos qué representa cada variable:

ELEMENTOS ESENCIALES
Comenzamos con el primer bloque. Les llamamos esenciales, pues tienen que ver con aspectos verdaderamente íntimos y personales.

V: Valor / Talento: Una marca personal es capaz de aportar una propuesta de valor. Es decir, ofrece algo que es útil a otros. Algo tangible que se apoya en su talento y en sus fortalezas. De esa manera, una marca personal permite ocupar un lugar en la mente de las personas (ya sean clientes, colaboradores, jefes, etc.) y es reconocida y asociada a algo en la que es referente. Es decir, aporta un alto valor en un aspecto muy específico, tangible, concreto. Algo con nombre y apellidos.

Por ejemplo, somos capaces de identificar para qué sirve algo tan simple como una maleta o un bolígrafo. Aunque pudiéramos darle otros usos, es fácil reconocer su utilidad. Sin embargo, si trasladas esta cuestión a ti mismo, como profesional: ¿para qué vales?¿en qué eres útil?, verás que no es tan sencillo dar una respuesta. Si continuamos con el mismo ejemplo, dicha maleta o el bolígrafo, son, además, los objetos que mejor cubren su función (parece obvio pensarlo), por lo que, llevado al terreno de las personas, podríamos decir que cuando una persona define muy bien su utilidad (su valor), en cierto modo, ese valor le confiere cierto estatus de expertise en dicha materia.
C: Creíble / Confiable: Una marca personal debe generar confianza, es decir, una experiencia y un recorrido asociado al éxito, a excelentes resultados y a profesionalidad. Todo ello genera credibilidad. Tenemos la certeza de que se puede contar con esa persona.
Dos son los elementos que permiten generar confianza y credibilidad a un profesional de manera sostenible en el tiempo: Los logros obtenidos a lo largo de su trayectoria empresarial y la transparencia y la ética con los que los ha llevado a cabo.

V: Visibilidad: Una marca personal debe ser visible a otros. Es decir, se debe mostrar y exponer para que otros la puedan visualizar y reconocer. De no ser así, poco menos que no existe, nadie la puede encontrar. Para ser visible se debe servir de diferentes canales, tanto físicos como virtuales, como por ejemplo; Encuentros, Congresos o Redes Sociales.

P: Posicionamiento: El posicionamiento de una Marca Personal está relacionado con ocupar un lugar en la mente de sus clientes o colaboradores. Ellos deben asociarla a algún tipo de actividad concreta y, además, tener un concepto alto de ella a ese respecto.

Por ejemplo, si pienso en alguien para pintar mi casa, en seguida viene a mi cabeza el nombre del profesional que sé que hará un gran trabajo, entre otras cosas, porque sé que desarrolla muy bien su trabajo (Valor), que es un profesional del que me puedo fiar (Confiable), ya que en el pasado me ha satisfecho mis expectativas, y, finalmente, es un profesional que se preocupa por mantener el contacto con sus clientes, por lo que me ha añadido como contacto en Facebook, donde puedo ver muy a menudo los trabajos que va haciendo para otras personas (Visible).


ELEMENTOS DE APOYO
Tras los elementos esenciales, analizaremos otros conceptos que sirven para apoyar el desarrollo de los anteriores, como son:

R: Realidad: Toda Marca Personal necesita un marco de referencia. Necesita conocer el entorno en el que se desenvuelve, pues el escenario y el contexto condiciona. No es lo mismo trabajar determinado tipo de servicios especializados en una ciudad grande que en una zona rural.

Por ejemplo, si quieres ser un referente en peluquería y estética canina, lógicamente, deberás estar en un entorno físico en el que esa propuesta de valor tenga cabida. Tal vez en ciudades con un importante número de personas sensibilizadas con este tipo de servicios y con capacidad para poder pagarlos. De ese modo, la marca personal debe ser diseñada de acuerdo al entorno en el que quiere operar y a la realidad que le rodea (factores sociales, económicos, tecnológicos, culturales, …).

D: Diseño: Una Marca Personal requiere de una estética homogénea, reconocible y singular. Todo aquello que rodea a esa Marca está impregnada por una determinada forma de hacer, una apariencia común en sus elementos que hacen identificar inmediatamente a quién pertenece ese “sello”,  ese estilo propio. El diseño no comprende exclusivamente a elementos gráficos, sino que abarca, del mismo modo, aspectos como la forma de relacionarse e interactuar con las personas del entorno, el estilo comunicativo, la forma de vestir, etc. En definitiva, hay una relación muy directa con la imagen que esa marca personal proyecta al exterior y que es fácilmente reconocible por otros.

T: Tecnología: Una Marca Personal debe servirse de la tecnología para tener mayor proyección y alcance. De hecho, sin tecnología no se puede competir. Como señalábamos en el anterior post, se produce un efecto curioso y contrapuesto, de tal forma que, por un lado, la tecnología es la que da plataforma al talento para alcanzar su máximo potencial y, al mismo tiempo, necesitamos una base de talento para poder manejar la tecnología y sacarle todo el partido que puede ofrecernos.


Se estima que, en los próximos años, no van a existir el 47% de los empleos actuales, debido a la tecnología. El trabajo no estará allí. Gran paradoja: Mientras, en la actualidad, el trabajo manual ha perdido valor y la tecnología sustituye a la persona en el puesto de trabajo, debemos diferenciarnos poniendo el foco en ser más “Artesano + Autor + Original” con la tecnología como plataforma de desarrollo y de expansión. Curioso, ¿verdad? Un trabajo más artesanal y singular que necesita de la tecnología como plataforma en entornos en los que la tecnología no pueda sustituirte. Uhmmm¡¡¡ Todos preparados para ser Artesanos 3.0.!!!

Tras conocer los elementos que conforman una Marca Personal, en el siguiente post veremos un Esquema de 5 pasos para desarrollar tu mejor versión. Estate atento…;-)


RAÚL DE TENA
Experto en Marca Personal










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Más información en info@blugrupo.com o llamando al 657 845 569

viernes, 16 de septiembre de 2016

¿VOLVEMOS A LA SEGURIDAD EN EL EMPLEO?


En uno de los momentos más complicados de la Historia se da la gran paradoja en la que, mientras más complicado parece el acceso al mundo del trabajo, más parece que nos acercamos a la seguridad en el empleo. Sí, como suena. Esta situación tiene mucho que ver con el nuevo paradigma de relaciones laborales en el que estamos inmersos:

Hemos entrado en un nuevo paradigma de relaciones entre empresas y profesionales en el que la unidad fundamental de la nueva economía no es la empresa, sino el individuo. Las tareas no las asigna y controla una cadena estable de dirección, sino que las llevan a cabo, de manera autónoma, contratistas independientes.
Estos profesionales, electrónicamente conectados, se agrupan en redes fluidas y temporales para producir y vender bienes y servicios. Cuando finaliza el trabajo, la red se desmantela y sus miembros vuelven a ser agentes independientes que circulan por la economía en busca del siguiente encargo“.

Esta afirmación fue realizada por Thomas Malone y Robert Laubacher en su artículo <<The dawn of the e-lance economy>> publicado en la HARVARD BUSINESS REVIEW en Septiembre de 1998. Mucho ha llovido desde entonces, pero no podían estar más acertados. Cualquiera diría que, al igual que en la película “Regreso al Futuro”, viajaron adelante en el tiempo para vivir en primera persona lo que sucedería 15 años después.

La compleja situación de crisis que estamos sufriendo (sea de valores, económica, política,…), la incertidumbre que generan la inestabilidad y los radicales cambios a todos los niveles y el rápido desarrollo de tecnologías colaborativas, han llevado a una completa ruptura del paradigma empresarial, tal y como lo conocíamos hasta ahora. En este contexto, hemos pasado del poder jerárquico al poder de valor añadido, lo que implica que las empresas dejen de pensar en contratar empleados (no los necesitan) y se orienten a colaborar con profesionales externos que aporten dicho valor añadido desde fuera y de forma mucho más flexible. Profesionales de alto valor, mucho más accesibles, que trabajen en un tiempo determinado, para proyectos específicos y a cambio de una retribución basada en el valor, no en la presencia física de una persona en su puesto de trabajo.


En paralelo, las personas están viviendo un proceso de “miedo escénico” en el que entienden la necesidad de reinventarse profesionalmente para convertir su experiencia en “algo” vendible, lo que les obliga a trabajar su marca personal con el objetivo de aportar un valor útil, configurarse como personas confiables y poseer cierta visibilidad, y, de ese modo, cambiar el paradigma de empleado por el de dicho profesional “interdependiente”.

A este escenario hay que incorporar la visión de las diferentes generaciones (Baby boomers, Generación X, Generación Y, o Millennials, y Generación Z, o Nativos Digitales) así como qué motivaciones son las que les impulsan en el ámbito personal y profesional. Con estructuras cada vez más planas, colaborativas y basadas en el valor añadido, más que en la jerarquía, la pregunta es: ¿Se puede seguir manteniendo el mismo esquema profesional que hace tan sólo unos meses?

¡¡¡Sin lugar a dudas, NO!!! 

Se necesitan profesionales capaces de convertir en un “producto / servicio” tangible su experiencia y know how acumulado a lo largo de años en su puesto de trabajo. Profesionales visibles y fiables. Profesionales, finalmente, con una buena Marca Personal.

¿Volvemos a la seguridad en el empleo?

Es curioso que esta incertidumbre que genera este nuevo escenario, en realidad, no tenga nada de nueva. Mucho antes del advenimiento de la Gran Empresa, antes de la aparición de la Seguridad Social o del Seguro por Desempleo, hace algunos siglos, el funcionamiento de la Economía a lo largo de la Historia de la Humanidad se basaba en artesanos que desempeñaban un Oficio (destreza comercializable), eran Distinguidos por lo que hacían (eran memorables y estaban identificados) y poseían una gran Capacidad de relación social (contaban con un apoyo “colegial” o “gremial” activo).

De ese modo, volvemos a una seguridad tan vieja como la del herrero del Nuevo Mundo. Se trata de ser tan realmente bueno, meticuloso y responsable en lo que haces (asegurándote de que eso necesita hacerse) que el mundo abre un camino, a la velocidad de la luz, hasta tu ordenador personal.

Una diferencia esencial es que el artesano del pasado tenía una zona de influencia determinada y apegada al terreno físico y el artesano del presente tiene un campo de juego tan grande como el mundo. Es ahí donde aparece la necesidad de ser visible por encima de otros artesanos.

La paradoja del trabajo “manual-tecnológico”

Y es, en este contexto, en el que se presenta una gran paradoja: mientras, en la actualidad, el trabajo manual ha perdido valor y la tecnología sustituye a la persona en el puesto de trabajo, debemos diferenciarnos poniendo el foco en ser más “Artesano + Autor + Original” con la tecnología como plataforma de desarrollo y de expansión. Curioso, ¿verdad? Un trabajo más artesanal y singular que necesita de la tecnología como plataforma en entornos en los que la tecnología no pueda sustituirte.

Sea como fuere, tenemos que volver a trabajar como artesan@s de siglos pasados, pero con herramientas del presente, aportando un valor diferencial, singular, y teniendo presencia visible para aquellos a los que nos dirigimos.
¡¡¡Todos preparados para ser Artesanos 3.0.!!!


RAÚL DE TENA
Experto en Marca Personal 


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martes, 13 de septiembre de 2016

TIRA TODOS TUS LIBROS DE AUTOAYUDA AL WATER


Estás en la calle. No tienes trabajo. Te has tomado el mes de vacaciones que tanto necesitabas. Comienzas a dormir mal. Tus “amigos” esos que te tanto te repetían que contaras con ellos, no se ponen al teléfono. Logras entrevistas para dentro de tres meses “chico estoy muy liado y antes, de verdad, no puedo”. Los “cazafantasmas” te responden amablemente y luego te pasan con los junior. Estás demasiado tiempo sentado en el sillón del salón. Comienzas a jugar con la Tablet. No quieres abrir tu linkedin. Te quedas en casa y luego te das un paseo por el parque. Todos los días te cruzas con la pandilla de drogatas y con sus camellos. Cada cierto tiempo con la policía. Caminas por la ciudad sin rumbo.


Entras en una librería y vas a esa maldita estantería ¡Autoayuda! Sí eres mayor. Ya pasas de los 40. Desde la universidad, desde la escuela de negocios, desde que hiciste el último curso de PNL, con el que te premio tu antigua empresa, no habías leído un libro de empresa y ahora estás frente a la estantería de ¡Autoayuda! Como si en ellos estuviera tu salvación. Como si fueran libros de empresa. Como si tuvieran algo que decir. "Pon al día tu autoestima". "Mira el mundo con otras gafas". "Es el momento de ponerte a plantar algo".  "Sueña". "Ahora es tu momento". "Deja atrás la mala racha y ten buena suerte". "El cocinero que vendió su mini de segunda mano". "Bienvenido autobús…." Son muchos más de los que te imaginas. Cientos de libros de autoayuda con títulos infantiloides: "La rana y la mantequilla". "El ratoncito". "La ardillita". "Se un león".




Si, te han despedido y crees que necesitas un manual para encontrar trabajo: “encontrar trabajo es un trabajo” te repites, “es el momento de transformar mi vida, mis ilusiones, mis familia : ser otro” te repites, “de lograr lo que siempre he querido” te repites, “de terminar con esta mala racha que dura años” te repites. Tu cabeza se llena de conversaciones. 

Dejas de ser el que eras y te conviertes en un nuevo tipo de consumidor: el parado. Pasas por caja y te llevas tres libros interesantísimos. En la cama los miras y abres uno, y después otro, y después otro: “Por favor se feliz”. “Las 8 leyes chinas para ir al cielo”. “El atajo del mago”. Lo acabas de entender: ¡Es el momento de tirarlos! De tirar esa basura autocompasiva, que te trata como si fueras un estúpido. Si, pasas de los 40 años pero no eres un tipo indefenso, ni estás alelado, ni eres un inútil. Eres una persona que pasa por una dificultad. Nada más. Una grave dificultad. Cuanto antes lo arregles mejor. 


CHOMIN ALONSO
Experto en procesos de cambio 
y mejora en situaciones complejas

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