Aunque sorprenda, la narrativa más clásica
puede ser también fuente de inspiración para el emprendimiento. Esto pueda
provocar sarpullidos a más de uno. En el cuento de Gabriel García
Márquez “El coronel no tiene quien le escriba” se relata la discusión
entre un matrimonio pobre de solemnidad. Al momento necesitan ingresos que les
proporcione algo para poder llegar, no solo a fin de mes, si no al final del
día. El único activo financiero de esta pareja era un gallo. Después
de ver las discusiones deciden vender el animal para tener insumos. Uno de los
acuerdos consiste en que el marido sea el vendedor. Entre críticas y
regañinas la mujer le asesora y le espeta: “no tienes el menor
sentido de los negocios”. Y firmemente le alecciona “cuando uno va a vender, tiene que poner cara de comprar".
Esta cita literaria es una perla para explicar un concepto, el de la actitud a
la hora de vender.
Cuando uno ha de vender no tiene que ir con
sensación de inferioridad porque esté pidiendo un favor. Esto es una opción y
uno elige con qué actitud afronta la venta. Uno ha de tener la firme creencia
de que está ofreciendo algo de valor para la otra parte. De lo contrario no
solo no haremos venta alguna, sino que además es posible que el potencial
cliente nos retire su confianza. Si nuestra actitud es de ofrecimiento,
generosidad y deseo de ayuda, es mucho más posible que la venta se dé. Todos
sabemos cuando vendemos algo en lo que no creemos y cuando vendemos algo que
sabemos es de utilidad.
Si aun así nuestro cliente se limita a
insistir en lo caro que es nuestro producto o en que la competencia le ofrece
algo más barato, no debemos tener miedo a que nos digan que no. En los negocios
y en la vida hay que ir con actitud de
ofrecer y no de pedir que por favor nos compren o nos escuchen. No tengamos
miedo a rechazar a un cliente. Pues cuanto más rogamos que nos escuche el
cliente más poder le otorgamos y menos tenemos. No debemos olvidar la frase del
escritor inglés Gilbert K. Chesterton “la mediocridad consiste en tener a la
grandeza delante y no saber reconocerla”. Elige a tu cliente.
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