miércoles, 12 de julio de 2017

UNA RAZÓN POR LA QUE NO TIENES ÉXITO AL VENDER


Aunque sorprenda, la narrativa más clásica puede ser también fuente de inspiración para el emprendimiento. Esto pueda provocar sarpullidos a más de uno. En el cuento de Gabriel García Márquez “El coronel no tiene quien le escriba” se relata la discusión entre un matrimonio pobre de solemnidad. Al momento necesitan ingresos que les proporcione algo para poder llegar, no solo a fin de mes, si no al final del día. El único activo financiero de esta pareja era un gallo. Después de ver las discusiones deciden vender el animal para tener insumos. Uno de los acuerdos consiste en que el marido sea el vendedor. Entre críticas y regañinas la mujer le asesora y le espeta:  “no tienes el menor sentido de los negocios”. Y firmemente le alecciona “cuando uno va a vender, tiene que poner cara de comprar". Esta cita literaria es una perla para explicar un concepto, el de la actitud a la hora de vender.


Cuando uno ha de vender no tiene que ir con sensación de inferioridad porque esté pidiendo un favor. Esto es una opción y uno elige con qué actitud afronta la venta. Uno ha de tener la firme creencia de que está ofreciendo algo de valor para la otra parte. De lo contrario no solo no haremos venta alguna, sino que además es posible que el potencial cliente nos retire su confianza. Si nuestra actitud es de ofrecimiento, generosidad y deseo de ayuda, es mucho más posible que la venta se dé. Todos sabemos cuando vendemos algo en lo que no creemos y cuando vendemos algo que sabemos es de utilidad.


Si aun así nuestro cliente se limita a insistir en lo caro que es nuestro producto o en que la competencia le ofrece algo más barato, no debemos tener miedo a que nos digan que no. En los negocios y en la vida hay que ir con actitud de ofrecer y no de pedir que por favor nos compren o nos escuchen. No tengamos miedo a rechazar a un cliente. Pues cuanto más rogamos que nos escuche el cliente más poder le otorgamos y menos tenemos. No debemos olvidar la frase del escritor inglés Gilbert K. Chesterton “la mediocridad consiste en tener a la grandeza delante y no saber reconocerla”. Elige a tu cliente.

 
Guillermo Sánchez Prieto
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lunes, 3 de julio de 2017

ME ESTÁN QUITANDO MI PUESTO DE TRABAJO


Siempre me llamo la atención la expresión “me están quitando mi trabajo”  cuando las empresas procede a los expedientes de regulación de empleo o despiden a alguien. El trabajo fijo es algo casi del pasado. Nos guste o no, nos tenemos que acostumbrar a empleos cada vez más eventuales y menos predecibles. Mi colega Chomin Alonso y yo estamos escribiendo un libro titulado “Sin Sin Sin”. (Sin salario, Sin oficina, Sin horario). En esta obra comentamos cómo está cambiando el mundo del trabajo y cómo subirse a ese tren antes de que tome demasiada velocidad y no nos podamos subir.


La expresión en cuestión la he escuchado de activos trabajadores que defienden su puesto de trabajo, actitud sin lugar a dudas meritoria. No obstante dicha expresión parece un tanto perversa y explicaremos por qué.

¿Tu trabajo es realmente tuyo? ¿Uno tiene realmente posesión de su puesto de piloto, médico o docente? Si realmente fuese una propiedad y la persona tuviese una plaza de profesor, de piloto o lo que fuese podría venderla, alquilarla u obtener frutos de su trabajo. Estoy rizando el rizo.  Pero lo cierto es que no es una propiedad como tal.

Ante la expresión de “me están quitando mi trabajo” me gustaría hacer una puntualización y es que uno no tiene un trabajo. Como mucho una profesión, pero nunca un puesto de trabajo,  como mucho uno es titular de un puesto de trabajo, pero nunca tiene un puesto de trabajo. Dicho puesto de trabajo como mucho sería de la empresa, de la organización laboral, pero nunca del trabajador.


Conste que no estamos intentando desprestigiar la labor de los sindicatos, son necesarios y muy necesarios, pero a veces la actitud de decirles eso a los trabajadores no es la más adecuada. Ni siquiera para ellos mismos a la hora de proteger su puesto de trabajo.

En el tan traído pensar el hablar y hablar el pensar, me viene a la memoria la frase de Guillermo de la Dehesa miembro de la Real Academia de la lengua: “Un lenguaje pobre lleva a un pensamiento pobre”. Por eso el hecho de pensar que tu trabajo es tuyo te lleva a defender algo equivocado. Defiende tu profesión, defiende tus derechos, defiende tu dignidad pero nunca puedes defender, y lo que es más, reclamar como tuyo algo que no es de nadie.

 
Guillermo Sánchez Prieto

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