Siempre me llamo la atención la expresión “me están
quitando mi trabajo” cuando las empresas
procede a los expedientes de regulación de empleo o despiden a alguien. El
trabajo fijo es algo casi del pasado. Nos guste o no, nos tenemos que acostumbrar
a empleos cada vez más eventuales y menos predecibles. Mi colega Chomin Alonso
y yo estamos escribiendo un libro titulado “Sin Sin Sin”. (Sin salario, Sin
oficina, Sin horario). En esta obra comentamos cómo está cambiando el mundo del
trabajo y cómo subirse a ese tren antes de que tome demasiada velocidad y no
nos podamos subir.
La expresión en cuestión la he escuchado de activos
trabajadores que defienden su puesto de trabajo, actitud sin lugar a dudas
meritoria. No obstante dicha expresión parece un tanto perversa y explicaremos
por qué.
¿Tu trabajo es realmente tuyo? ¿Uno tiene realmente
posesión de su puesto de piloto, médico o docente? Si realmente fuese una
propiedad y la persona tuviese una plaza de profesor, de piloto o lo que fuese
podría venderla, alquilarla u obtener frutos de su trabajo. Estoy rizando el
rizo. Pero lo cierto es que no es una propiedad como tal.
Ante la expresión de “me están quitando mi trabajo”
me gustaría hacer una puntualización y es que uno no tiene un trabajo. Como
mucho una profesión, pero nunca un puesto de trabajo, como mucho uno es titular de un puesto de
trabajo, pero nunca tiene un puesto de trabajo. Dicho puesto de trabajo como
mucho sería de la empresa, de la organización laboral, pero nunca del
trabajador.
Conste que no estamos intentando desprestigiar la
labor de los sindicatos, son necesarios y muy necesarios, pero a veces la
actitud de decirles eso a los trabajadores no es la más adecuada. Ni siquiera
para ellos mismos a la hora de proteger su puesto de trabajo.
En el tan traído pensar el hablar y hablar el pensar,
me viene a la memoria la frase de Guillermo de la Dehesa miembro de la Real
Academia de la lengua: “Un lenguaje
pobre lleva a un pensamiento pobre”. Por eso el hecho de pensar que tu
trabajo es tuyo te lleva a defender algo equivocado. Defiende tu profesión,
defiende tus derechos, defiende tu dignidad pero nunca puedes defender, y lo
que es más, reclamar como tuyo algo que
no es de nadie.
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