lunes, 12 de marzo de 2018

“LAS VISITAS NO MOLESTAN, PERO ENTRETIENEN” O CÓMO SER ASERTIVO PARA SER EFECTIVO


Un humilde ebanista, de un pueblo de Toledo llamado Consuegra, era un personaje popular en su localidad. Su taller céntrico era un lugar de paso para muchos vecinos. Al ser un personaje de gran simpatía todo el mundo pasaba por allí saludaba y más de uno iniciaba la conversación. Más de uno, también impedía que Dionisio llevase acabo su tarea. Día tras día recibía, con menos agrado cada vez, las visitas de sus convecinos. Cada día salía más tarde su trabajo. Decidió poner fin a este estado, con una sencilla medida. Tomó un gran tablón de madera en el que con su cincel escribió: “ las visitas no molestan, pero entretienen”. De esta manera daba a entender que le agradaba saludar a sus amistades pero que cuando se trabaja hay prioridades.

Inventar una excusa no es la mejor manera, ni es muy asertiva, pero puede ser lícito.  Sin embargo, muchas veces podemos sentir culpabilidad después de mentir, o lo que es peor, incluso, nos pueden pillar.

Cuando tienes claridad sobre los objetivos que has de conseguir, el resto es algo accesorio. Lo cierto es que eso lo sabes tú, pero no tus visitas, sean telefónicas, presenciales o electrónicas. Dicho de otro modo, las personas que pasan por tu despacho no saben si para ti es prioritario o no comentar el último chisme de la oficina o el partido de fútbol de ayer. Precisamente, la asertividad es una capacidad que se revela esencial para poder manifestar esta prioridad sin crear conflictos. Ser una persona asertiva brinda la oportunidad de ser una persona efectiva.








Cuando veas el peligro del compañero de trabajo con ganas de conversación, cuando tú no la tienes, puedes emplear cualquiera de estas seis medidas:

  1. Utiliza el humor. Cualquier chiste que se te ocurra, de buen gusto, puede ser una forma de cortar el paso con elegancia y respetarte a ti y a tu agenda. Esta técnica es especialmente útil cuando el asunto que te traen no es relevante ni urgente.
  2. Convoca una reunión. Si ves que es un asunto serio y quieres darle un espacio y un tiempo convoca una reunión con esa persona.
  3. Explicar por qué no puedes. Decía el torero “lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible” Pues eso. Si tienes un motivo poderoso empléalo, sin duda.
  4. Seguir a lo tuyo. Puede ser otra posibilidad, aunque un tanto descortés, que también funciona. Sigue atento a tu pantalla del ordenador o a tus papeles.
  5. Exagera un poco. El típico “estoy hasta arriba de trabajo” también puede ser un recurso lícito, un tanto falaz, pero justificable en un momento dado.

Que las visitas invadan tu despacho será posible si tú se lo permites. Feliz asertividad, feliz efectividad.




 

Guillermo Sánchez Prieto

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