martes, 24 de abril de 2018

En el discurso, como en todo, “estructura es lo que dura”


La frase no es mía, sino del grandísimo escritor y catedrático de estructura económica José Luis Sampedro. La primera vez que la oí fue de labios de Antonio Izquierdo, otro grandísimo sociólogo y demógrafo. El sociólogo la emplea para explicar cómo una estructura demográfica se convertía en tal. De manera parecida observo que muchos discursos no llegan a serlo puesto que no tienen una estructura adecuada. Esa falta de estructura produce un discurso deslavazado, del cual, solo, se entienden datos sueltos, y no una idea general.  




En los cursos de oratoria de Grupo BLU siempre procuramos enseñar a ordenar las ideas primero y a expresarlas después. Así, es fundamental que un discurso esté dotado de estructura. Por eso, la intención de este post consiste en aportar algunas luces y varias soluciones.

Cuando te encuentres preparando un discurso o una presentación resulta muy útil llevar a cabo una tempestad de ideas con todo aquello que se nos ocurra. A continuación, es bueno dotar de una estructura a todas estas ideas y las que se me vayan ocurriendo.

Así, para que puedas tener donde elegir, adjuntamos toda una retahíla de posibles estructuras para que, según la circunstancia, adoptes la que más convenga. Confía en tu intuición a la hora de seleccionar el tipo de estructura.


  1. Causas y efectos: Si se aplica esto pasa aquello
  2. Problema y solución
  3. Hechos, valoración de los hechos y propuesta de solución
  4. Inductivo: de los casos a la ley general
  5. Deductivo: de lo general a lo particular
  6. Por analogía: pasó allí, pasará aquí también
  7. Esquema “teletienda”: problema, soluciones intentadas y fallidas de la competencia y nuestra alternativa
  8.  Cronológico/histórico
  9.  Geográfico: de norte a sur, por estados, provincias…
  10. Según clases sociales
  11. Según grupos de edad
  12. De menos a más emotivo
  13. De menos a más caro o barato
  14. Según estructura económica. (Sectores productivos)
  15.  Hombre-mujer
  16. Según edades
  17. Pros y contras
  18.  Coste - beneficio
  19.  Antes-después
  20. Otra opción es hacer una combinación de varios tipos de estructuras o que incluso cada uno sea un argumento.
  21. Las cuatro “Pes”: problema, posibilidades, propuesta y plan.
  22.  Familiar: cómo afecta a padres/madres, hijos e hijas
  23. Políticamente de izquierda a derecha o viceversa
  24.  … Si se te ocurre alguna más, compártela

Éste tipo de estructuras es especialmente recomendable, también, a la hora de escribir o redactar un texto. Adopta la que, según tu intuición, se ajusta mejor a tu necesidad de discurso. De esta manera transmitiremos más certidumbre a nuestra audiencia y conseguiremos un mayor impacto. Mucha suerte.



 

Guillermo Sánchez Prieto

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lunes, 16 de abril de 2018

El PowerPoint ¿ha muerto?



Tengo la impresión de que muchos formadores abusan del PowerPoint. Tengo también la impresión de que muchos otros no saben impartir una formación si no tienen un PowerPoint. Vaya por delante que me parece una herramienta fantástica y muy útil y que, sobre todo, yo soy el primero que lo utiliza. Sin embargo, creo que se abusa y se depende del PowerPoint.




Es una herramienta estupenda porque ahorra tiempo, permite personalizar los contenidos para los asistentes a la formación, facilita el seguimiento de la información y sobre todo, el formador piensa en impartir la formación y no tanto en acordarse de lo que tiene que decir. Personalmente, mis diapositivas no son las mejores, tampoco me preocupa excesivamente, pues me preocupan más los asistentes y los contenidos.

Por el contrario, tiene sus desventajas, como por ejemplo: impartir la formación al PowerPoint y no a los formandos; cansar la vista, puesto que pueden llegar a ser muchas horas mirando;  o depender excesivamente de esta herramienta hasta el punto de no poder impartir la formación sin ella.

En muchos ámbitos de formación no se concibe llevar a cabo una acción formativa sin un PowerPoint. Recientemente, en una prestigiosa escuela de negocios, le comentaron a una profesora que iba a impartir una conferencia, ¿cómo vas a hablar más de una hora con solo ocho diapositivas?Le preguntaron extrañados. Recientemente junto a un colaborador, al que le entrenaba en formación, le pregunté cuál sería una de las primeras acciones para llevar a cabo la formación y por supuesto la respuesta fue: hacer el PowerPoint.


Lo que motivó escribir este post no fue aquella situación, sino los comentarios positivos en más de una ocasión, tanto en el ámbito universitario, como en el ámbito empresarial, por no haber utilizado PowerPoint. En la universidad hace años que no empleó un PowerPoint en la asignatura de negociación y eso que se imparte en inglés. No obstante, todos los años cuando pido feedback (ver el post “prueba esto con tus estudiantes y verás que pasa”), más de uno recalca como algo positivo no usar el PowerPoint.

Si te dedicas a la formación, te animo a que lo pruebes. Intenta no utilizar el PowerPoint. No es necesario utilizarlo como tal. Démosle la categoría que se merece, es un mero apoyo con el cual, la formación, no ha de ser necesariamente mejor.



 

Guillermo Sánchez Prieto

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lunes, 9 de abril de 2018

CÓMO NEGOCIAR CUANDO ERES FORMADOR FREELANCE



Por lo general cuando uno se dedica a la formación, como formador es posible que acepte lo que el cliente le dice sin más. Pero el objetivo de este post es intentar corregir esa tendencia natural a decir que sí a todo lo que exige el cliente. 



Para empeorar las cosas caemos en la torpeza de negociar solo un elemento, el precio. Los que nos dedicamos a la negociación sabemos que jugárselo todo a una carta es arriesgado. Por eso, es mejor negociar sobre la base de distintos elementos. Lo que exponemos aquí es precisamente una lista de elementos con los que “jugar” a la hora de negociar tus servicios como formador o formadora.

1.      El precio: Obviamente es lo que a casi todos nos preocupa. Procura que sea objetivo, basado en: precio de mercado, clientes anteriores, máximos y mínimos que hayas cobrado… Cualquier elemento que refleje el precio es competitivo y sobre todo justificado.
2.      Materiales: ¿Los pones tú los pone la empresa? En caso de ser así puedes plantearte hacer descuentos… O no.
3.        Fecha de pago. Este es un elemento que solemos olvidar. Al negociar no olvides acordar una fecha de pago. Se supone que según la ley de pagos no se deben tardar más de 60 días en pagar, ley que muchas empresas y proveedores incumplen de manera sistemática sin pudor alguno. Cuanto más cerca estés de haber impartido la formación a lo mejor puedes hacer algún descuento, y subir el precio si se aleja mucho del pago de la fecha de formación.
4.     Días partidos o días consecutivos. No es lo mismo dos jornadas de cuatro horas de formación que una jornada de ocho horas de formación. Puede parecer nimio, pero el hecho de tener que desplazarte dos veces un mismo sitio también consume tiempo y recursos. Al final todo suma. Puedes plantearte hacer un descuento en función de si son días consecutivos o días separados. Como consultor o formador tu principal recurso es tu tiempo, no lo regales porque sí.
5.     Cuando te piden un descuento… Pregunta por qué. Suele ser habitual que ciertas organizaciones, como por ejemplo colegios mayores, aducen ser  organizaciones  sin afán de lucro. La táctica está clara: dar pena. La contra táctica también: vuestros proveedores de teléfono, luz, agua… ¿También os hacen un descuento?

Los precios están bien puestos. Si realmente crees en ellos no los rebajes. De la misma manera que te contratan por dinero te dejarán de contratar también por dinero. Cuando encuentren un formador más barato se olvidarán de ti. No lo olvides tú.




 

Guillermo Sánchez Prieto

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