Una de
las mejores cosas que le puede pasar a un docente, además de que le paguen un
salario generoso, es aprender de sus estudiantes. Cuando ves que tus
estudiantes son capaces de enseñarte algo que no sabías, experimentas algo
satisfactorio para lo que no encuentro término. Compruebas que efectivamente
han atendido a la materia y también te das cuenta de que la han interiorizado. Pero sobre todo se experimenta una especial conexión.
Hace un
par de semanas experimente esta situación. Ocurrió algo sorprendente en la
signatura de negociación en ICADE. En dicha asignatura dedicamos un
pequeño módulo a la toma de decisiones como paso previo a la negociación. Una
estudiante de Estados Unidos, junto con un grupo de compañeros, estaba
realizando una práctica del método FORDEC que nos enseñó el piloto de aviación
Luis montes.
El
método, explicado de manera sencilla, consiste en seis pasos de los cuales el
primero consiste en enumerar y detectar los hechos de la situación que queremos
solucionar. Una vez recopilados todos los hechos, el paso siguiente consiste en
proponer opciones. Por lo general cuando llevamos a cabo este método con empresas
y organizaciones, lo normal es que los participantes aporten sus ideas de
manera ocurrente según les viene a la cabeza y simplemente las vuelcan en el
papel.
Mientras
tutorizaba a los grupos en este segundo paso del método me sorprendió muy mucho
lo que se ve en la fotografía.
Aquel grupo había planteado todas sus opciones
con el siguiente encabezado: “Yo puedo…”. Aquel inicio de frase me llamó
poderosamente la atención pusto que era una forma de concienciarse y creer de
verdad que uno puede hacer algo ante un problema determinado. El efecto
poderoso de las palabras siempre es una recompensa. Así, este grupo de chicos
me enseñó que es muy poderoso comenzar cada uno de los puntos de las opciones
del método FORDEC con las palabras yo puedo o podemos hacer…
Espero
que este post valga como agradecimiento a este grupo de alumnos y en especial a
la estudiante de la cual surgió la idea de manera serendípica, como se dice en
la jerga científica.
Sin
duda una innovación que incorporaré a partir de ahora al método FORDEC y que
debo a la genialidad de la estudiante Celia Giancola. Thank you Celia!!!
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